jueves, 4 de febrero de 2010

el producto del cuerpo que empieza a moverse, las tripas que se despiertan, el viento que sopla las nubes que se deprenden de los dedos

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ayer vi un niño mirarme sin saberlo.

expuesto hasta los huesos sin saberlo. lloraba sus penas en silencio.


luego supo que tenía un hijo, y yo volví a mirarlo, y él tuvo 30 años.


los rostros nos llaman. los ojos mueren si se secan.

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